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PFG COMUNICACIÓN SOCIAL. UBV-MISIÓN SUCRE. Zulia, Mérida y Trujillo

Corre Nixon, Corre

Por Vidal Chávez López

 

Que corra el aire, se dice. Pero en Venezuela la que corre es la oposición con su aire descompuesto. Desconozco si se habrán fijado ustedes pero, aunque Pedro Carmona Estanga, Carlos Molina Tamayo, Carlos Ortega y Alfredo Peña lo nieguen, el “Dream Team” del oposicionismo venezolana está lleno de marrulleros correlones, de conspicuos  correcaminos, de raudos galgos, que han transformado al país en la mayor pista de tartan de Latinoamérica. Por consiguiente, podemos decir que los oposicionistas, si bien no son futbolistas, siempre están en situación de posición adelantada para salir deplorablemente corriendo y echando humo como polvareda. Esta falta de valentía para asumir responsabilidades por los delitos cometidos, es una de las causas más horribles que ha convertido a la oposición en tiestos de la vida y en indigentes políticos sin credibilidad alguna entre sus propios seguidores. Lo cierto es que correr para el oposicionismo es parte de su conducta política, como la sangre de las venas. El correr opositor es el desparpajo, la naturalidad, el subterfugio desvergonzado de quienes han dado golpes de Estado, han saboteado la industria petrolera, han traído paramilitares colombianos para ejercer el sicariato contra humildes campesinos venezolanos, han creado guarimbas y gritado desaforados “Chávez vete ya”, pero luego -magullados de miedo- alzan vuelo como tenebrosos pájaros de la noche hacia las sedes de las embajadas o se esconden en lujosas quintas para evitar rendir cuenta por los transgresiones cometidas. ¡Pura bulla y auténtica desolación!Lo lamentable de todo esto, es que huir, escabullirse en política es como llevar el alma lastimada por dentro o pretender pagar con un cheque falso. Pues, la política es un asunto de ética y moral (idea-acción), de asumir responsabilidades, jamás acumular carreras como un caballo pura sangre en el Hipódromo La Rinconada o salir como pájaro volando con todo y jaula. Entre esta mercadería averiada de oposicionistas de batatas ligeras que se ha asilado o dado a la fuga por puertos, aeropuertos y caminos verdes, también figuran Silvino Bustillo, Carlos Fernández, Orlando Urdaneta, Juan Fernández y Patricia Poleo, entre muchos otros, quienes se consideraron el diamante de Chantilly, los reyes de la vida y parte de una casta sagrada e intocable que vivía en un eterno cóctel de medianoche, sujetos que no tienen otro crédito en su currículum que ser prósperos  mundanos de la política, fulleros jugadores de Bingo y becarios dolarizados del National Endowment for Democracry.

“PATICAS PA’QUÉ TE TENGO”

Para demostrar que fue educado y formado por una generación que creció bajo una penosa y miedosa corredera en pista y campo, la última veloz carrera oposicionista la acaba de emprender Nixon Moreno, quien frenó su galopada en la sede de la Nunciatura Apostólica de Venezuela. Nos imaginamos que por el esfuerzo muscular hecho, Moreno todavía debe estar untándose Dencorub y Bálsamo Alesida.Este oposicionista, sempiterno estudiante de la ULA, en una crisis de conciencia aguda conectada con un descontrol en las piernas, se hizo fugitivo del mismo modo que huyeron sus predecesores. Moreno corrió inmediatamente que la juez sexto del Tribunal de Control de Mérida, Marianela Marín Estrada, ordenara su “por presuntas lesiones intencionales graves e intento de violación en perjuicio de la agente policial Sofía Aguilar, actos cometidos el 24 de mayo de 2006 durante los sucesos en los que resultaron heridos de bala 36 policías, al ser atacados por supuestos estudiantes de la ULA”. Por sus pecados lo conoceréis.Por lo visto, aunque haya buscado refugio debajo de los hábitos de los altos clérigos de la Iglesia Católica y por más que el inefable rector de la ULA, Léster Rodríguez, intente colgarle una aureola de “santurrón”, Nixon Moreno está muy lejos de ser un beato criado a los pechos del Vaticano, por más que Baltasar Porras le dé palmaditas en la espalda para sacarle los gases perversos del delito cometido. Sin embargo, la oposición disociada “canonizó” a Moreno y lo convirtió en santo de su devoción. Efectivamente, lo idolatra como un ungido, como un venerable redentor de la política que -según Globovisión y RCTV- se merece una estampita consagrada por los monseñores Rosalio Castillo Lara y Baltasar Porras. Nixon Moreno, como sus padres putativos del oposicionismo, también es histrión zumbado de boca y valentón ante los medios de comunicación social, pero las piernas se les tornaron incontrolables, en una auténtica melcocha, cuando en mayo del año del año 2006 fue citado por el Ministerio Público. A mediados de ese mismo año, bajo la bendición electoral del entonces precandidato presidencial Teodoro Petkoff, el nuevo héroe del oposicionismo convirtió el “paticas pa’qué te tengo” en la ideología, táctica y estrategia que puso en práctica en su fuga para llegar corriendo hasta un cómodo escondite, donde fue entrevistado por Nitu Pérez Osuna, periodista de Globovisión. Después de aquella promocionada entrevista, Moreno desapareció entre los esquicios del sombrío paisaje del oposicionismo, hasta que recientemente hizo su aparición milagrosa en el altar de la sede de la Nunciatura Apostólica. Sabemos que no tiene las piernas como las aspirantes al concurso de Miss Venezuela, pero haciendo un ejercicio imaginativo sospechamos que las batatas correlonas y el garrete de Nixon Moreno se tornan en un hilo tembleque cada vez que recuerda el nombre de la juez sexta de control de Mérida y recuerda el delito cometido contra la agente policial Sofía Aguilar.

¿COMETERÁ LA IGLESIA OTRO PECADO CAPITAL?

De acuerdo a la neocarrerita de confusión arrolladora emprendida por Moreno, parece que hacer política dejó de ser cosa de hombres para convertirse en una corredera vulgar y corriente, en un aeróbic bochornoso y en una religión de quienes  santifican sus pies en plena carrera. Presumimos que, mientras el Nuncio Apostólico en Venezuela, monseñor Giancinto Berlocco intenta remediar la penitencia política que le impuso el oposicionismo, el correlón Nixon Moreno –acostado en un bendecido tálamo catequístico y para no languidecer en el limbo del aburrimiento durante la Semana Santa- se sentirá el inventado protagonista de los dos programas televisivos preferidos por la caduca dirigencia opositora: “El Fugitivo” y “Corre Joe, corre”. Mientras tanto, la inmensa mayoría de los venezolanos seguiremos rezando para que monseñor Berlocco y el papa Benedicto XVI no cometan el pecado capital de firmar el asilo de Nixon Moreno, del mismo modo que Ignacio Cardenal Velasco pecó contra natura al refrendar el decreto dictatorial de Pedro Carmona Estanga. 

vchavezlopez@hotmail.com  

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